Fuente: Marvel.
El concepto de multiverso, es decir la existencia de universos paralelos al nuestro, ha sido utilizado a menudo en la literatura, los comics y el cine.
En la película Infinity War de Marvel, Dr. Strange -el arrogante hechicero de la cuadrilla de superhéroes de los Avengers- es capaz de visualizar más de 14 millones de mundos alternativos y de encontrar el único en que es posible detener el plan de las ensoñaciones malthusianas del temido Thanos.
En su relato El jardín de los senderos que se bifurcan, Borges construye una ficción perfecta en torno a la idea de multiverso. Así lo explica el personaje Stephen Albert: “Creía en infinitas series de tiempo, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos (…). No existimos en la mayoría de esos tiempos; en algunos existe usted y no yo; en otros, yo, no usted; en otros, los dos”.
Y fue esta idea de multiverso, esa imagen de una colección de mundos paralelos al nuestro, la que se me vino a la mente durante el lanzamiento del Informe Regional de Desarrollo Humano del PNUD.
El punto, que fue objeto de discusión en el panel principal, es el siguiente: en Colombia creemos que vivimos en un mundo en el que los ricos son menos ricos y donde los pobres tienen el doble de ingreso de lo que en verdad les toca. Es decir, la desigualdad percibida en Colombia parece ser la de un universo paralelo al que habitamos.
Quiero ilustrar esta idea con algunos datos del informe: mientras que la medición objetiva del ingreso del 20% más pobre muestra que a este grupo le corresponde el 4% del ingreso total de los hogares, la percepción es que se queda con exactamente el doble (8%).
La divergencia también ocurre en el 20% más rico; la medición objetiva nos dice que a ellos les corresponde el 55% del ingreso total, pero la sociedad percibe que se queda con el 50%.
Este hallazgo se puede resumir con un par de números intuitivos: en tanto que el ingreso del 20% más rico en Colombia es 13,7 veces el ingreso del 20% más pobre, la sociedad percibe que esta proporción es de 6,2 veces.
A diferencia de lo que ocurre en Colombia, el informe resalta que en América Latina y el Caribe la imagen objetiva se ajusta bastante bien a la percibida.
Tres puntos quiero resaltar sobre esta suerte de multiverso de la desigualdad.
Primero, contestar a la pregunta de por qué Colombia se distingue por tener una amplia distancia entre la desigualdad percibida y la objetiva es urgente para entendernos en el contexto regional.
Segundo, si la formación de las preferencias sociales se realiza a partir del mundo de las percepciones, esta disociación con el mundo real podría estar frenando el apoyo a políticas distributivas.
Tercero, disolver este multiverso de desigualdad percibida y objetiva con liderazgo, pedagogía y buena comunicación, debería ser prioridad en una agenda reformista que pretenda liderar un cambio social más equitativo en Colombia.
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